Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1891-1892 (Cortes de 1891 a 1892)
Sesión: 13 de enero de 1892
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica
Número y páginas del Diario de Sesiones: 109, 3199-3200
Tema: Proposición republicana sobre la Monarquía

El Sr. SAGASTA: Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene S. S.

El Sr. SAGASTA: Empiezo por decir a mi particular y querido amigo el Sr. Azcárate, que ni que se vote ni que se deje de votar la proposición que ha presentado, la cuestión quedará en los mismos términos que estaba antes de presentar esa proposición.

Porque, señores, es natural que resulten estas dificultades en debates de tamaña importancia. En mi opinión, todo lo que la constitución establece, lo [3199] que el Código penal no condena y lo que el Reglamento consciente, puede y debe discutirse aquí con entera libertad. ¿Es que el Código penal no condena, es que la constitución establece la libertad de discusión entre la Monarquía y la República? Pues entonces puede discutirse aquí la Monarquía y la República, en tesis general.

Pero si al discutir la Monarquía como una institución, comparándola con la República, pudiera quedar quebrantado el ejercicio libérrimo de las prerrogativas del la Corona, en aquel momento ya se entra en terreno prohibido porque entonces viene, se interpone la inviolabilidad de que habla la Constitución, que no sólo se refiere a la persona, sino a los actos del Monarca.

¿Qué resulta de esto? Que no se puede resolver este gravísimo asunto por esta proposición de una manera general, como regla para los diferentes casos que pueden ocurrir, y que es forzoso determinar en cada caso si hay simplemente una discusión de la Monarquía como institución comparándola con la República, o si hay un ataque al ejercicio de las Regias prerrogativas. ¿Y cómo se resuelve en cada caso concreto esta dificultad?

Pues, señores republicanos, se resuelve, primero por vuestra prudencia, que no debéis traer aquí nada que produzca conflictos ni perturbaciones al régimen parlamentario y liberal; y segundo, por la sabiduría, por la justicia y por el tacto de la Presidencia. En cada caso, la justicia de la Presidencia es lo que puede resolver estas dificultades que naturalmente ha de producir una cuestión tan compleja y tan difícil como ésta.

Ya saben los señores republicanos cuál es el criterio del partido liberal.



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